jueves, 16 de abril de 2015

El “lubricante social”


De todos los colores, aromas y sabores. Infinidad de tamaños y presentaciones… así como hay caritas y emoticones en Whatsapp, Facebook y Skype, existe licores en el mundo. Consumir licor en familia, entre amigos o con la pareja es un  excelente escenario para ‘medir el aceite’ a una de las diferentes etapas de su personalidad. 

Sin saberlo desde el momento que usted toma una copa de vino, una lata o botella de cerveza o una garrafa de chicha, se cruza un umbral denso, donde el tiempo y el espacio parecen dividirse y ponen a prueba sus sentidos. Su capacidad de pensar. Sin saberlo, usted querido amigo expande su visión sobre el mundo, su cuerpo trascienden las barreras de la materia y evoluciona a una especie distinta.

Creo que con las anteriores líneas queda clara mi posición sobre el consumo del alcohol. Pero debo aclarar  y si por error este texto llega a manos de mi madre, no soy un alcohólico. Simplemente mi capacidad de sorprenderme como un niño hace que encuentre en el “lubricante social”,  como alguien en algún momento llamó al alcohol, la esencia de todos nuestros aciertos y fracasos. La cuota inicial de las mejores experiencias, o en el peor de los casos, las embarradas más monumentales hasta hora vividas.

Bajo los efectos del dios griego Dioniso, o más conocido como Baco, es decir; estar tomado o ‘prendidito’, la capacidad de decisión se potencializa, la persona tímida se transforma en un ser locuaz. Y el que es limitado por no saber bailar asombra a todos con su ‘caminata lunar’ al estilo Michael Jackson. Obviamente el licor no genera esos efectos en mí, ya que medianamente tomo decisiones, hablo y hasta bailo. Recuerdo que alguna vez estando en el centro de Bogotá a altas horas de la noche, en un pequeño bar donde consumía licor, terminé en Soacha porque un viejo amigo aseguraba tener vino y aguardiente en su nevera. Al llegar allí, solo encontramos una cerveza Águila en lata la cual se evaporó en pocos segundos ya que éramos muchos y de a un sorbo nos tocó.
Retomando el tema, es importante que sepa que cuando se está ejerciendo el acto de beber usted adquiere unas obligaciones y deberes. Por ejemplo, y cumpliendo con la obligación moral y civil; “Si va a tomar, no maneje”, no vaya a ser tan irresponsable con usted y los demás. Recuerde esto –Quien mezcla la gasolina con el licor es un propenso suicida y un peligroso homicida-. 

Entre sus obligaciones también está el hecho de que nunca y bajo ninguna circunstancia va a aceptar que se está borracho, en su defecto diga que  está contento y que tanta efusividad lo saca de sí. 
Entre sus deberes se encuentra el no bailar bachata, -esa joda es muy compleja, si no la sabe bailar en sano juicio es mejor que se aleje cuando suene en medio de la noche “Y si te invito a una copa y me acerco a tu boca. Si te robo un besito, al ver que no vas conmigo”. Use ese momento para ir al baño o para hidratarse. Pero eso sí, en el momento de la llamada ‘Hora Loca’, en donde suenan mil canciones movidas en menos de los dichosos 60 minutos de éxtasis, saque a bailar, salte, muestre sus mejores pasos y queme todo el alcohol que está circulando por su cuerpo.

Beber es un acto social en sí mismo. Usualmente lo hacemos acompañados por alguien que cuenta con una significación importante para nosotros. Beber representa la celebración de algún logro, la conquista de una meta, el reencuentro con algún viejo amigo. Beber también puede ser un trago amargo, puede darse en una situación difícil como una decepción amorosa, la muerte de un ser querido o en momentos de depresión y ansiedad…

Momentos para consumir alcohol hay muchos, pero lo invito a que cuando decida cruzar el umbral y a poner a prueba su personalidad bajo la influencia del alcohol, lo haga con responsabilidad. Beber no es emborracharse, no es perder el control. Beber es la oportunidad de compartir. Ser responsables con el alcohol también es decir –No-. La vida no está al final de una botella de licor. Pero sí puede acompañar sus días con un brindis ocasional, chocando copas con quien usted quiere, y compartiéndole una sonrisa. 



 Por: Camilo Fresneda

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