sábado, 18 de julio de 2015

El derecho a empezar de nuevo


Quien escribe esto es una persona muy joven, de 22 años. Falto de vivencias, conocimientos, interpretaciones. Que hasta el momento está tomando el cincel para esculpir su vida. Ignorante, temeroso, escéptico, inconforme, pretencioso y hasta caprichoso.  Absurdo en gran parte de sus pensamientos e incorrecto en su actuar.

Quien escribe esto ha tenido que vivir, a su edad, lo que para muchos puede durar toda una vida. Ha tenido que encontrarse y perderse. Ha tenido que llorar, fingir que no lo hace y definitivamente no hacerlo. Y todo esto sumergido en el impredecible reloj del tiempo que siempre va en reversa y que ya suma 22. Cada día más cerca de cambiar el gesto, andar con los pies por delante y moverse directo al cementerio.

Quien escribe esto padece trastornos de personalidad, sueño, ansiedad y depresión. Se ha contagiado del negativo mundo y su mal ejemplo. Ha recorrido y remarcado la línea del tiempo que le regaló dichas de plástico y alegrías de papel, dolores de venas, penas enlatadas, bocadillos de amargura y trozos de muerte. Quien escribe esto no sabe por qué lo hace.

Quien escribe es puro y usted puede discernir las mentiras de su alma con solo mirar sus ojos, si toca sus manos notará la suavidad de un costal de boxeo que ya ha sido muy golpeado y que es hora de cambiarlo. Entenderá que lo desarma con un abrazo y lo vuelve a armar con una promesa. Quien escribe esto tiene derecho a cambiar, a EMPEZAR DE NUEVO.

Porque todos en la vida hemos empezado de nuevo de maneras incontables, correcta e incorrectamente. Y es un milagro, como cuando el hombre pudo llegar a la frágil luna, en donde conocieron el peso de sus pisadas, que entre más fuerte, más alto los llevaba. Saben que si esta vez va a ser una más, será firme, con decisión, con amor y sobretodo con el deseo de ser su mejor versión.

Mi derecho a empezar de nuevo también es el suyo. Que no se olvide

Gracias


@Daveparrado 

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