domingo, 15 de marzo de 2015

La discapacidad del jóven



La sociedad de hoy ha estado entregando jóvenes inseguros, temerosos y discapacitados, y me refiero a discapacidad en el sentido de la ausencia de capacidades para emprender cosas y no a un limitante físico como tal, formando una idea perfeccionista de los jóvenes que hace que en la medida en que van creciendo, sus expectativas de vida se hagan más diminutas. Cuando éramos pequeños solo pensábamos en una cosa: la felicidad, queríamos hacer cosas para estar felices como cantar, practicar algún deporte, ayudar a los animales, luchar por salvar al mundo, estar en nuestras casas y ver morir a nuestros viejos antes de que ellos nos vieran a nosotros hacerlo. 

Pero ahora ya no es así, porque se ha implementado una idea que tiene una premisa como esta: “Acá cometemos errores, pero cada vez menos”; entonces errar ahora es definitivo porque pondrá en juego el futuro y la estabilidad, si usted cometió un error y estudió una carrera que no era la correcta,  la sociedad le va a recriminar y recordar que el mundo cada vez es más competitivo como para estar perdiendo el tiempo “explorando” universidades. Ahora bien, si usted escogió algo para lo que tiene vocación como la música o las artes, también está cometiendo un error porque no es una persona competitiva para el mercado y la ejecución de esa labor no le va a dar ni para comprar una casa, pues de música y artes nadie vive, solo de computadores, relaciones empresariales y vestidos de lujo.

A la premisa de arriba se le suma esta: “si no produces dinero, no eres nadie”, entonces ahora todos necesitan dinero, porque sin este ya nadie te querrá ver, porque hay que olvidarse de conseguir pareja si no se tiene trabajo y de salir un fin de semana si en la cuenta no hay un solo peso. Esta necesidad inmediata de recursos en un país desigual como en el que vivimos lleva a la delincuencia y a la búsqueda de plata fácil que alimentan un montón de monstruos. Los ‘pelaos’ no se sienten capaces de emprender un proyecto, primero porque nadie les enseñó cómo empezarlo, y segundo porque a nadie le interesa, como dicen por ahí ‘ya todo está hecho’.

Dejamos de lado lo que realmente importa y es esa bandera de la constitución americana: ‘La búsqueda de la felicidad’, porque cada vez en estas nuevas generaciones lo que realmente importa de un joven ha querido ser callado por un sistema, expresar emociones no es ‘cool’, saludar cuando se llega y despedirse cuando se va tampóco, si usted quiere hablar de sus sentimientos con alguien se ha ganado etiquetas de ‘flor’, ‘loco’, ‘inestable’ y ‘carretazo’; si asiste a una iglesia lo llaman ‘mojigato’; si va al psicólogo es porque está enfermo; si defiende sus principios es un ‘ególatra’ que solo piensa en él, y si decidió tomar las riendas de su vida sin importarle la opinión del entorno entonces se le augura un pésimo futuro.

Y así es como formamos una generación maltratada, insegura, temerosa y con muchos monstruos

EN CONCLUSIÓN

Curso 29 es un documental que demuestra que independientemente del objetivo, el camino para conseguirlo y vivir sus resultados plenamente debe ser un camino asertivo, íntegro y lleno de felicidad. Me emociona pensar en el caso de Juan Valero, quién tenía todas las capacidades mentales y físicas para ser bombero pero que al final no lo logró porque no había desarrollado habilidades motoras para la práctica de la labor. Valero le temía a las alturas, no era el mejor a la hora de correr ni el más acuerpado del grupo, pero tenía algo que en realidad me impactó y era una capacidad mental y de autoconocimiento que le hacía decir cosas como “me tengo que preparar mentalmente para enfrentar este reto” y ser gracioso y respetado por los de más jóvenes del grupo. Por desgracia suya no pasó la convocatoria pero sí hizo algo que de seguro le sirvió, enfrentó sus miedos y se reafirmó en su persona. 

Detenerse en el tiempo y pensar en los jóvenes debe ser algo que hagamos todos los participantes de la familia social, no subestimarlos, acogerlos, respetarlos y ayudarlos con sus temores hará que haya una promesa de cambio de aquí a 10 años; porque, y en casos particulares que conozco, solo los muchachos que se ponen por encima del sistema, piensan en su integridad y en todo lo que ella encierra (salud, familia, relaciones sociales, autoestima, autoconocimiento, creerse merecedor de amor y respeto, etc.) han logrado ser felices, que es y deberá ser siempre, la razón por la que estamos en esta tierra.  

*Curso 29 es un documental colombiano disponible en Netflix. 

Trailer




Por: David Parrado
@daveparrado