Lo
único que nunca cambia, es el cambio
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Un cambio de look |
El escenario más inclinado a
esta tesis es el de una relación amorosa. En la atmosfera del amor se vale
hacer promesas, planes y decir gran cantidad de cursilerías; que nos vean actuar
con firmeza en la toma de decisiones y congregar en nuestro lenguaje un mundo
de radicalismos que a simple vista son diáfanos, pulcros y sinceros. Parece que
tenemos todo en orden y que nada va a cambiar. Pero no es así, todo se
desordena y todo cambia, aunque sea muy difícil reconocerlo.
Hace poco estuve hablando con
una gran amiga sobre la cantidad de ideas (algunas ilusas) que teníamos sobre
el mundo y la vida cuando éramos niños y en parte de nuestra adolescencia. Creíamos
que el sexo siempre tenía que estar ligado al amor, el amor a la reproducción y
la reproducción a un proyecto de vida. Que el mundo estaba hecho para los
justos y correctos, y que a los que más mal les iba en la vida era a quienes
hacían eso… el mal; a los ladrones, asesinos, violentos o políticos. Nunca
contemplamos la idea de que alguien pudiera tener hambre sin que se le atendiera
con un pan, o al sediento con agua. Que estábamos en este mundo para ayudarnos,
para crecer.
Todo cambió el día en que
decidimos, con mucha culpa, terminar una relación sin un gran motivo; tener
sexo con un desconocido; enamorarnos solo por una noche; cambiar hijos por
perros; levantar la voz a quien quisiéramos; a decir NO cuando se nos dio la
gana y a decir SI solo porque la gana se nos dio. Todo cambió cuando dejó de importarme
la gente y cuando dejé de importarles a ellos. Todo nos cambió cuando nos
acostumbramos a guardarnos el pan y el agua para nosotros, para cuando lleguen
nuestras crisis. ¡Para cuando todo cambie!. En cuanto a los políticos, son a los que mejor
les va, los que pueden estudiar en las mejores universidades y darse los
mejores lujos. Son ese cáncer que Dios le mandó a la humanidad para que
reaccionara y se diera cuenta que acá todo está patas arriba y así estará por los
siglos de los siglos… ¡Amén!.
No hay que tener miedo de cambiar
de opinión, de cambiar conceptos. Cada año, cada día o cada hora. De seguro le
llamarán bipolar o de alguna manera ofensiva, más si está en Colombia, aquí lo
mejor es mantener distancias de mínimo 1 kilómetro entre ciudadano, porque
colombiano y colombiano cerca terminan matándose.
¡Al carajo!